viernes, 2 de noviembre de 2007

El cumpleaños de mi mejor amiga

Se aleja un poco del título con el que quería jugar, "la boda de mi mejor amigo", pero por ahí va la cosa. Sucede que estos días estuve algo meditabundo, estuve pensando en mi gran amiga. Está por cumplir 21 años. Yo le llevo dos meses y dos días de adelanto en este mundo. Yo la llevo siempre en mi corazón, y no como una espina clavada en el corazón o como una pena atravezada como cantan muchas canciones de decepciones amorosas. No. La llevo como un muy bonito recuerdo, casi como un paradigma de quien debería ser la persona más especial en mi vida, y qué virtudes debería tener. El punto es que hace una semana me invitó a su casa por su cumpleaños. Va a haber una reu por su cumple, nos reecontraremos "viejos" amigos y celebraremos a una personita que es muy especial para todos nosotros. Siempre me ha parecido que Midori es el centro del grupo, no por ser la más figuretti o cosa parecida, sino por ser en quien más confiamos todos, la que ha sido siempre más noble y de mejor corazón. Yo la veo, y desde que la conozco, siempre la he visto muy querida por cada uno de quienes entran en su vida. A veces la envidio un poquito.
Hay un detalle a resaltar. Midori fue mi enamorada. Terminamos hace poco más de un año. En ese tiempo, la he visto unas 10 veces a lo mucho. Eso significa que encontrarla mañana, día de la reunión, será reencontrarme no sólo con ella, sino con sus amigos, con su familia, con su trato. Quieralo o no, me trae demasiados recuerdos el sólo hecho de saber que tomaré la C y que iré por toooda la Av. Constructores para luego doblar en la Av. Huarochirí y finalmente llegaré a la Av. Separadora industrial, me bajaré en el paradero y caminaré un par de cuadras.... aunque lo más probable es que me baje al final de Constructores y camine fumándome un cigarrillo hasta llegar a su casa. Mi estómago en estos momentos es lo más parecido a una jaula de periquitos australianos hiperactivos. Es más, dudo que sean periquitos para sentir lo que siento ahorita, pero definitivamente, no son mariposas lo que siento en el estómago. Es que realmente es un reto a la cordura el volver a su casa y estar junto a ella. La última vez que la vi, no fue en circunstancias muy felices....yo tuve bastantes problemas y recurrí a ella como siempre lo hacía, casi sin darme cuenta, casi instintivamente. Nos abrazamos varias veces y sentí una alegría profundísima por poder hacerlo. Luego vino algo de tristeza.
Verla después de meses. Wow... No tengo nada que decir a mi favor: he estado pensándolo, pensando si debería ir o no a su reunión, si debería abrazarla frente a todos, si debería demostrarle la alegría que siento por volver a verla. La verdad es que tengo miedo de sentir algo por ella nuevamente. Miento, siento un inmenso cariño por ella, pero esta vez no estoy seguro de que sea suficiente como para intentar dejar diferencias de lado y quedarnos juntos. En este momento sé que ella tiene planes y que yo tengo los míos propios. Sé que nuestros caminos se separaron mucho tiempo atrás, incluso aún estando juntos y nos(me) empecinamos en seguir caminando juntos, como un día se lo escribí: No quiero que camines detrás mío como si fuera yo quien te guiara, ni delante como si me dejases atrás. Quiero que camines a mi lado, de mi mano. ¿Detalle sin importancia? Lo dudo.
Le escribí, muchas cosas, y me jacto de que todas fueron ciertas. Desde el día que me invitó he estado pensando en ella mucho, mucho, mucho... Ayer vencí ese pseudo-pacto de silencio y la llamé por el motivo más barato y me alegré de escucharla. Dudé si debía ir incluso después de haberselo prometido.
Siempre le guardé cierto rencor a Midori, debo reconocerlo... Otra de las cosas que le escribí fue que, si fuera necesario, yo sacrificaría mi vida por hacerla feliz y darle todo lo mejor de mí si es que ella era la persona que yo tanto andaba buscando. Y fue verdad. Sacrifiqué mucho por ella, me trazaba las metas más dificiles e innecesarias, quizá, sólo para demostrarme que podía por ella y le di todo cuanto tenía. Intenté darle de veras lo mejor de mí, pero a un alto costo: Mi propia felicidad con ella. Y es que ella podría quizá decir mil cosas de mis miles de defectos, pero jamás que fui desatento con ella, o irrespetuoso, o despreocupado. Siempre le guardé cierto rencor por todas las cosas que sacrificaba por ella y que ella no sabía o no se daba cuenta. Era frustrante, pero también sabía que no sería justo sacárselas en cara para yo ser levantado en andas. Siempre me las callé y esa es una de las cosas que ella no sabe. Entonces, fue decepcionante... fue muy demasiado decepcionante. Sé que ella no lo hacía a propósito, no darse cuenta, y sé que me quería y muchísimo. Entonces, es todo un reto a la cordura el volver a verla después de tanto tiempo. Enfrentarme al paradigma de mis sueños de nuevo, como enfrentarme a las sirenas con dos irrisorios copos de algodón en los oídos. Sí, claro. Volver a verla ahora, cuando mi calma está 4/5 establecida, cuando pienso haber superado el shock emocional; volver a verla depués de haberle dicho yo mismo que prefería estar solo. Tut aber wircklich weh.
He pasado ya por una par de efímeras relaciones desde entonces y cada una me ha decepcionado aún más. He estado pensándolo con mi almohada, con mis audífonos, con mis cuadernos, toda esta semana. Me pregunto realmente si debería ir. Me respondo que ella no tiene ninguna culpa de mis miedos o mis sentimientos. Varias veces, no recuerdo cuántas, le escribí que la amaría por siempre. Le escribí, muchas cosas, y me jacto de que todas han sido ciertas.

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